lunes, 29 de agosto de 2011

EL PRINCIPIO DE UN GRAN COMIENZO

“Los seguidores de la hormiga”, la murga que ilusiona a Banfield

Que los vecinos se conozcan y devolverle la identidad al barrio fue la idea que motorizó este proyecto de un grupo de amigos. Ahora funciona como espacio de encuentro y contención.

Por MAURICIO AMAYA
Hace algunos años salir a la calle y saludar al diariero, al carnicero o al vecino de la vuelta por su nombre era natural. Pero hoy parece algo lejano, y se convirtió en un recuerdo añorado por muchos.
En esa búsqueda surgió el centro Murga Los Seguidores de la Hormiga, un grupo de amigos de Banfield que tomó la decisión de recuperar el barrio como un lugar para volver a encontrarse.
“Sentíamos la necesidad de hacer algo por el barrio, que había perdido la identidad, y para ello era fundamental que nos juntemos”, apunta a La Unión Guido Vilardo, miembro fundador de Los Seguidores.
Así, estos amigos redoblan la apuesta por la recuperación del espacio público. “La inseguridad, o los temores que tiene la gente a veces hace que los vecinos no se conozcan, pero con la murga buscamos que se encuentren y que sepan quien está al lado. La televisión es todo el tiempo muerte, violencia y robos”, dijo.
La murga es expresión, y si bien permaneció acallada durante años por el atropello de los gobiernos   dictatoriales a la cultura, siempre fue un natural medio de comunicación de los barrios, que recoge la poesía de la calle y canta los pensamientos del asfalto, con aire de rebeldía. Este grupo de vecinos reavivó esa impronta sobre la gente que “estaba desconocida entre sí, y muy metida en su casa”.
Hace unos ocho meses cuando el Municipio de Lomas de Zamora refaccionó la Plaza Levalle –entre las calles Levalle y Gascón–, abandonada por años, este grupo de vecinos comenzó su historia. Se armaron de unos pocos instrumentos, una madre hizo los trajes, y salieron a la calle a convocar la participación de los vecinos.
“Lo mejor para el barrio fue armar una murga, con eso nos comenzamos a dar cuenta de un montón de necesidades que los chicos tenían”, agregó Guido. Hoy tocan en escuelas, plazas, sociedades de fomento o bibliotecas. En cualquier lugar donde sean invitados, llevando la voz del barrio a todas partes y apoyando la educación.
Son más de 30 chicos de entre 8 y 24 años que participan de la murga de forma activa, y otros tantos que se suman eventualmente. “Cada vez hay más nenes con muchas ganas”, dice entusiasmado Guido, que enseguida destaca el rol social de la murga.
“Se pueden ver las problemáticas de los vecinos. Buscamos trabajar en eso, como un grupo de expresión barrial pero también de contención”, sostiene. “Los chicos están cada vez mas ilusionados con este proyecto. Tenemos chicos que van a escuelas especiales o a centros de rehabilitación de drogas. Todos tienen su lugar y suman su granito de arena”.
Es que no hay límites para participar en la murga, no hay que tener plata, ni saber bailar, sino tener ganas de ser parte de un proyecto de inclusión a través del arte. “Hay chicos cuyos padres no llegan a fin de mes, o andan por la calle, y aquí encuentran un ámbito familiar.
Tienen el apoyo de las madres de todos los chicos. Si alguien necesita trabajar o tienen problemas con el estudio también tratamos de ayudarlos. Cambió totalmente la perspectiva del barrio”, señala Guido.
Los Seguidores de la Hormiga están enmarcados dentro del proyecto “Murgas de Lomas de Zamora”, de la secretaría de Cultura y Educación local. Esta iniciativa brinda todo tipo de herramientas necesarias para el desarrollo autónomo y cooperativo de los murgueros.
“El objetivo es que el chico vuelva a la calle desde un lugar creativo. Que pueda expresarse en  una canción elegida en grupo, y coordinada por otros chicos. En la murga se logra trabajar una cuestión tan fundamental como es la identidad y la inclusión”, explicó a La Unión, la coordinadora del proyecto Murgas, Mirta Candia.
La autogestión es fundamental para sostener una murga y Los Seguidores se abastecen a través de colectas, sorteos o vendiendo comidas caseras en los lugares donde tocan. “Vendemos pochoclos en las presentaciones, volanteamos para invitar a que nos vean.
A veces somos contratados para cumpleaños o fiestas. Además hay chicos que tienen trabajo y aportan con lo que pueden”, agregó Guido. Incansables y con el compromiso intacto, estos amigos ensayan todos los sábados a las 5 de la tarde en la plaza Levalle. Actualmente, buscan conseguir un lugar propio para crecer como Centro Murga.
“Estamos tratando de recuperar un club que está a la vuelta de la plaza, el club del Granito, que hace varios años está cerrado. Lo queremos recuperar para el barrio. Necesitamos el lugar para ensayar, discutir ideas y llevar adelante más proyectos”, cerró Guido, muy ilusionado.

Nota realizada a nuestra murga,impresa en el diario La Unión del partido de Lomas de Zamora del día 29/08/2011